Bitácora del viajero cósmico Ayauhtli a 05 de Noviembre del 2009.
Cuando miro por el gran vitral hacia el espacio exterior a menudo recuerdo como el mismo concepto del universo infinito lograba despojarme completamente de mí, lo bueno y lo malo, haciéndome sumergir en aquel basto capo negro salpicado de luces intermitentes en la lejanía de un muro oscuro y sin relieves. Mas lo que mi mente ponía como tope para aquel concepto que por enorme en verdad se salía de la misma idea y que lograba dejarme sin aliento por segundos ante el hecho de no poder entender el significado de “infinito” ó tal vez de entender su significado y el hecho del ser nada ante El.
He recorrido tantos años luz que el contador del tablero de mando se ha detenido al llegar a su tope, jamás pensamos que esto podría pasar, pero pasó, aunque cuando acepte esta misión y muy a pesar de lo que se me dijo yo sabia que no habría viaje de regreso a casa y tendría que habitar en un nuevo lugar. Ese es mi trabajo y mi misión soy un intérprete, un analista de riesgos ante la posibilidad de encontrar vida fuera de mi planeta, con mucha pasión por lo que hago y que a menudo o siempre me ha hecho errar y es justo ahí en donde radica la ironía de lo que soy y mi propósito porque siendo completamente racional siempre he fallado en mi intento por encontrar vida nueva sin vivir la mía.
La soledad que paso aquí solo es soportable ante la idea de concretar con buenos resultados la misión y llegar a colonizar de manera positiva aquel lugar que se me antoja abundante en riquezas naturales y sin los contaminantes que pueda generar el paso de una vida desarrollada en base a manufacturas he ideas de plenitud publicitaria que difícilmente lograran ocurrir por lo endeble de su estructura y lo complejo de su materia. ¿O simple?
¿Cuántos mundos he recorrido ya?_ Muchos mundos que a primera vista parecían fértiles valles de paz y armonía, llenos de exuberante belleza y en aparente calma aguardando ante el paso de los siglos la llegada de un alma sedienta para beber de, y fundirse en ellos con la intensidad de una colisión estelar, mas sin embargo en una inspección mas profunda y bajo el criterio de la razón no encontraba las suficiente pruebas de que ahí se pudiera generar vida que trascendiera mas allá de mi y de la que otros pudieran nutrirse y aprender, ensayándome una vez mas que nada es lo que parece, mas sin embargo la pasión que sentía por aquellos sitios me hizo quedar mas tiempo del necesario ó tal vez solo el justo para darme cuenta de que tenia que seguir adelante en la búsqueda de Ameyal cabalgando una vez mas las tinieblas montado en Atototzin, recabando y archivando toda observación analítica de la exploración pero alimentándome de las esperanzas que me hacían sentir aquellos planetas, entendiendo que si bien lo acontecido ahí fue un fracaso, no lo fue así el sentimiento que generaron en mi y ese aquí y allá existe y es real.
De entre tantas galaxias que visite y mundos que recorrí recuerdo uno en particular, parecía sin vida, de manera que mi lógica me hizo pensar que no valdría la pena indagar en el y que debía seguir de largo mi camino pero tenia un peculiar esplendor que simplemente me cautivo y su campo gravitacional era tan fuerte que nos atrajo hacia el. Siempre pudimos escapar con la fuerza de Atototzin pero decidí verlo por mis propios ojos y recorrer todas sus dunas áridas y desiertas con la esperanza de encontrar la causa por la cual fui atraído hacia el y de pronto ante mi y sin aviso previo, un brote de vida creció de la nada. Una hermosa flor y todo rastro de cansancio que tenía por el largo viaje desapareció haciéndome sentir como si hubiera vuelto a nacer y con un antiguo propósito gastado, renovado otra vez.
Día tras día me senté ahí esperando a que creciera por si sola pues yo no conocía la naturaleza de su fuerza vital y temía que en el intento por estimularla pudiera romper su aun frágil talle y noche tras noche me iba a dormir extasiado por la idea de que aquella flor creciera y se ramificara por todo el planeta que aparentaba estar muerto o que tal vez bajo su dunas se encontraba aquello que había estado buscando y que a mi llegada quería salir a la superficie, a menudo me asaltaba la idea y la ansiedad por no poder comprender de donde venia y que sin esos datos yo no podría mantenerla en pie y con vida mas sin embargo cada día sin falta volvía a ella y me sentaba a contemplarla con total vehemencia y jubilo y soñaba despierto con el oasis que ahí podría formarse y que al final mi búsqueda había concluido.
Aun lo recuerdo como si fuera ayer. Decidí visitarla de noche, tenia la necesidad de verla crecer un poco mas y al llegar al lugar donde nació, estaba rota, no marchita, simplemente rota como si alguien hubiera llegado a tratar de arrancarla de raíz y sin lograrlo, romperla en el intento, fue tanta mi tristeza que sentí morir pero mi lógica me hizo reaccionar y pensar que podría volver a crecer y día tras día por algún tiempo volví cada mañana con la esperanza de verla renacer de aquel talle mutilado y día tras día mi corazón se fue haciendo chico y mi razón grande comprendiendo que no crecería nuevamente por si sola y mi frustración era tal por no poder reanimarla sin conocer las causas que le daban la vida y no quería arriesgarme a cultivarla con mis métodos por temor a estropear la única esperanza que aquel planeta árido tenia para volver renacer así que sin mas, pasado un tiempo prudente volví a atototzin y me marche con la esperanza de que alguien mas llegara y lograra hacer brotar nuevamente a aquella hermosa flor.
En momentos como este y habiendo pasado mucho tiempo ya desde que deje aquellas dunas, el suficiente para no recordar como volver, habiendo visitando otros planetas aparentemente vivos, sentado ante este vitral y la enorme oscuridad que se ve a través de el, sosteniendo este vaso con agua del que acabo de beber saciando mi sed y sintiendo la vida que me da. No dejo de pensar que tal vez aquella flor solo necesitaba lo mismo que yo y me pregunto ¿Y que hubiera pasado si?
trampas! este ya lo habia leído hahaha :(
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